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Lic. Agustín Sartuqui

El espejo de la vida

Frases para la paz mental

¿Cómo miramos lo que nos pasa? ¿Cómo nos vemos en esas situaciones? ¿Es real lo que juzgamos? ¿O muchas veces nos engañamos a nosotros mismos? La mirada, cuando se posa sobre uno mismo, presenta varios matices que se reflejan en una superficie: el espejo de la vida.

Hay espejos cubiertos de polvo, llenos de nostalgia y de una suciedad que ya no nos pertenece. Es el pasado que nos impide reflejar la luz que está a nuestro alrededor. En otros casos, el cristal no está lo suficientemente pulido y necesita de un esfuerzo adicional para darle una mayor claridad a nuestros proyectos.  

A veces nos enojamos, no aceptamos lo que somos y rompemos ese espejo. Entonces, hagamos lo que hagamos, la vida nos devuelve una imagen hecha pedazos. En estas circunstancias, tendremos que reunir con paciencia los fragmentos para volver a captar nuestra esencia, con sus virtudes y sus defectos.

Si de espejos se trata, también podemos encontrar cóncavos y convexos. Los primeros agrandan lo que nos sucede, ya sea para bien o para mal. Podemos sacar provecho de ellos y así disfrutar un poco más de las sencilleces que transcurren en el día a día. Estos espejos se encuentran en los telescopios,  por lo que nos permiten ver más allá de nuestros ojos cuando no nos damos cuenta de algo. En ellos podremos encontrar el sentido, el “orden cósmico” a lo que no tiene explicación. La convexidad de su superficie también nos puede jugar una mala pasada, y es ahí donde podemos exagerar la importancia de algunos hechos o pensamientos que rondan por nuestra mente.

Por el contrario, los espejos convexos empequeñecen los objetos. Principalmente, encontramos estos modelos en los espejos retrovisores de los autos. Gracias a ellos, medimos la distancia con respecto a los otros coches para conducir con mayor precisión ¿En qué aspectos del camino necesito un espejo retrovisor para ajustar la marcha? Dependiendo de su uso, estos espejos pueden empequeñecer nuestros problemas o disminuir nuestra autoestima.

Podemos hallar espejos más o menos irregulares que cambian nuestro volumen, estatura o figuración del rostro. Sin embargo, no siempre el problema está en la superficie especular. La perspectiva desde donde nos miremos, cambia con nuestra posición. De vez en cuando necesitamos dejar ciertos lugares que frecuentamos y descubrir otros nuevos. Salir de lo conocido para entrar en el terreno de la creatividad. 

En otras oportunidades, aquello que nos rodea puede interponerse a nuestra visión, o simplemente puede apresurarnos a interpretaciones peligrosas de nuestro reflejo. Abrir persianas y desplegar cortinas genera una atmósfera de mayor resplandor.

¿En cuál de estos espejos soles mirarte? ¿Qué aspectos de la superficie, de la perspectiva o del contexto necesitas cambiar? Cuando te miras a vos mismo, ¿Qué es lo que ves? La idea de cada post en Zana Mentes, es encontrar el espejo que te devuelva el reflejo de los anhelos del alma.

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