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Mostrando entradas de diciembre, 2021

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Lic. Agustín Sartuqui

Una verdad arrasadora

No existe nada permanente a excepción del cambio. Es una verdad que ya los griegos habían advertido con Heráclito, quien hizo célebre la frase “nadie se baña en el mismo río dos veces”. El acto de pensarnos en forma constante es un ejercicio que se conquista en la actitud de mirarnos sin prejuicios, examinando cada rincón de nuestro ser en aras de salir de los enredos y hacer frente a los desafíos que la vida nos presenta. Esta aventura hacia la conquista de una reflexión radical, tan de la mano con la actitud filosófica del pensador griego, se inicia allí donde abandonamos el saber estático e inmutable. En otras palabras, esa imagen de lo que creemos ser a priori para dar lugar a lo que nos sorprende y nos permite construir nuestra verdad a posteriori . Una verdad arrasadora que rompa con los estereotipos que nos impiden evolucionar y dar lo que está a nuestro alcance en cualquier circunstancia y sin los tapujos de la autocensura.  En este contexto, ¿Cómo podemos ejercitar la im

Una morada de lenguaje que nos aloje

  Los “errores” son un trago difícil de digerir. Nos ubican en una sensación de vulnerabilidad que contrasta con lo que reflejamos en el espejo de los ideales; esa identidad que construimos basándonos en interpretaciones de las vivencias que nos atraviesan. Sabemos muy bien que no es fácil reponerse cuando lo real hiere nuestra fibra más sensible, aquella alrededor de la cual erigimos una coraza para permitirnos vivir la cotidianeidad con cierta estabilidad emocional. ¿Nos preguntamos si aquello que se derrumba es de algún modo algo que tenía que caer? ¿Una oportunidad para reconstruirnos de una forma más auténtica en acuerdo con nuestro deseo? La tentación de escapar a esta pregunta y refugiarnos en lo conocido es muy fuerte. Es así que, como un acto reflejo, nos urge la necesidad de revestirnos con aquello que nos da seguridad. Si miramos las “derrotas” como una oportunidad, existen muchas variables que se prestan a un replanteo radical. En primer lugar, podemos evaluar si q

La historia no es una fotografía

Las heridas que nos marcan en el tránsito de la vida pueden ser un punto de partida donde nuestro pasado ya no es un mero recuerdo sino una marca que se hace actual a través de la cicatriz que nos surca. Desde esta marca es que podemos interpretar sus huellas, reconstruir nuestra historia y elaborar un aprendizaje que nos oriente para desasnarnos de lo que se repite una y otra vez en nuestra vida. Trascendiendo el enojo y la tristeza con el propósito de escuchar lo que ellas nos dicen en lo profundo, podremos interpelar las heridas para disponernos a transitar el mañana con la avidez de avanzar hacia nuevas experiencias. La historia no es una fotografía que inmoviliza los hechos una vez que éstos acontecen. Es en este sentido que tampoco las cicatrices poseen un significado unívoco que nos condena a un único destino. Entre el estímulo y la respuesta, está nuestro acto de lectura e interpretación de esas marcas; testimonios de sucesos que alguna vez nos dolieron, y que hoy nos piden