Desde aquello que vamos siendo, convocamos e inspiramos a los demás. Eso que nos hace sentir reales sin saber por qué, es lo que nos impulsa a levantarnos de la cama día a día a pesar de lo que esté sucediendo a nuestro alrededor. En medio de los caprichos del azar, tenemos la certeza de que algo haremos con la circunstancia que nos interpelará a dar una respuesta creativa. Somos seres únicos, casuales y finitos, con un propósito que nos excede y nos convoca a salir de la comodidad a los fines de trascender nuestras fronteras mentales. La curiosidad que nos mueve a la trascendencia es, entonces, el otro polo que acompaña a la creatividad en nuestra búsqueda de una vida auténtica. A través de esa relación armónica entre curiosidad y creatividad, se entrelazan dos elementos esenciales que confluyen en el camino del deseo, transformando lo que era un largo periplo en un trayecto agradable. En él, el estado de flow – fluir en lo que hacemos olvidando el paso del tiempo – es