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Mostrando entradas de febrero, 2021

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Lic. Agustín Sartuqui

Una valoración que nos atraiga hacia la vida (nuestra vida)

¿Qué es lo que hacemos cuando todo parece ir mal? ¿Desde qué lugar nos situamos para evaluar nuestra vida? Segmentar la realidad en unidades más pequeñas, convierte a lo fáctico en un concepto mental que nos atrae o nos repele, según la valoración que le imprimamos en un determinado tiempo y espacio. Si bien las situaciones que nos atraviesan son diversas, no tenemos que olvidar que son sólo hechos que no tienen un atributo moral per se. Es por medio de nuestro juicio que evaluamos el mundo circundante y sus elementos, basándonos en las estructuras previas que recibimos, construimos y reformulamos activamente desde nuestra infancia. Ahora bien, los valores cambian entre culturas, de persona en persona, y también en un mismo individuo. Existe una infinita gama de factores históricos, sociales, contextuales, fisiológicos y psicológicos al momento de seleccionar, en nuestra percepción, un determinado espectro del mundo externo en aras de evaluarlo de una u otra manera. Por ejemplo, un

Cuando pase el temblor

Dentro del amplio abanico de experiencias positivas y negativas, aquellos sacudones que más resuenan en nuestro interior, son pasibles de causar un sismo que traspasa nuestra frontera psíquica y corporal. Movimientos que se trasladan a nuestro medio circundante, provocando un caos en nuestra esfera personal y relacional. En ese temblor, no tenemos otra meta más que sobrevivir. Mediante actos reflejos, buscamos atravesar ese dolor que nos excede, con el único anhelo de pisar tierra firme. El pedido de auxilio quizás recaiga en personas y lugares conocidos que, de una u otra manera, forman parte del problema y no de la solución. Por el contrario, puede ocurrir que elijamos a sabiendas cerrar los ojos para subsistir, sin mirarnos ni mirar lo que nos rodea. En ambos casos, para evadirnos del yugo de lo intolerable, abrazamos el “todo vale” y, bajo esta lógica, nos servimos de viejos relatos o palabras vacías para afrontar nuevas historias. La repetición de lo conocido – o la evasión

Operar por capas

Hoy quiero explayarme sobre algo que llamo “operar en capas”. Muchos de nosotros experimentamos un sentimiento de impotencia al no poder expresar lo que “somos” frente a los demás. Entablamos relaciones, sí, pero desde una superficialidad que obstaculiza el darnos a conocer “verdaderamente”. En el silencio del pensamiento, nos reprochamos “ser de tal o cual manera”, y nos encontramos impedidos de entablar una conexión íntima con el otro. En este contexto, pienso que operar por capas es partir de la superficie hacia el núcleo de nuestro ser. Este último es un lugar ideal, puesto que los ideales, más que hechos en sí que figuran un objeto fijo (el núcleo), son el motor y la brújula que orientan nuestro deseo. Un ideal se puede plasmar en cuanto meta, pero no de la misma manera en que lo concebimos inicialmente. Lo afirmado en el post anterior en cuanto a los recuerdos, es válido también para nuestras proyecciones futuras. Y es que el lenguaje hace sus interjuegos a lo largo del tiempo,